viernes, 7 de septiembre de 2012

Paradiso, paradiso..preferisco il paradiso


 
 
Ya gozas gran hombre y santo del Señor la gloria de los Bienaventurados, 50 años de vida, de entrega sacerdotal son un ejemplo que nos distes y nos sigues dando, de amor, de entrega, de servicio, de caracter preciso en los momentos de incertidumbre para tus hermanos y amigos.
No has muerto, solo te adelantastes para así interceder por tus hermanos franciscanos y no franciscanos, de igual forma hermanos somos los unos de los otros.
Gracias por tu entrega y dedicación, gracias por llevarnos a Cristo por medio de las sabias palabras que ponia el Señor en tu boca, en nuestro corazon vives al igual que has de deslumbrar en la Gloria eterna del Señor....
¡¡¡BIENVENIDO AL PARAISO PADRE SETIEN!!!
PAZ Y BIEN.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Otra hermosa versión de la pelicula San Francisco y Santa Clara


Alabado seas mi Señor


Su tercera Familia


San Francisco de Asís fundó 3 Órdenes religiosas: la primera Orden Franciscana o Frailes Menores-los franciscanos- para hombres. Con Santa Clara, fundó la segunda Orden franciscana o Clarisas, para mujeres. Y además, una Orden religiosa distinta y original, para todos, hombres y mujeres, casados, solteros, conocido como Terciarios franciscanos u Orden Franciscana Seglar.

Todo sucedió espontáneamente, como consecuencia natural de aquel fuerte movimiento penitencial que iba suscitando San Francisco donde quiera que se presentase, con su predicación y su vida santa y su vigorosa y atrayente personalidad.

Como sucedió en la ciudad de Cannara donde luego de haber predicado el santo, las gentes querían seguirle. Los jóvenes se hacían franciscanos y las doncellas clarisas.

-          Pero nosotros que somos casados, que teneos familia y obligaciones ¿qué hacemos hermano Francisco? – le decían-. Y él, para encauzar aquellos fervores, les daba normas de vivir cristianos, consejos para seguir mejor a Cristo dentro de su condición de seglares.

-          Lo que sucedió en Cannara se repetía también en muchísimos otros lugares más.

-          A estos seguidores suyos, el mismo Francisco les puso nombre de “Orden de los Hermanos de Penitencia”. La Iglesia se percató enseguida de la enorme fuerza espiritual y social que encerraba este movimiento, y hacia 1221, el Cardenal  Hugolino, gran amigo del santo, le dio unos estatutos, una reglamentación oficial mientras el santo escribía, pensando en ellos, su Carta a los fieles, exhortándonos a vivir mejor el Evangelio..

Muy pronto la Tercera Orden se extendió por todo el mundo llevando donde quiera el espíritu evangélico de San Francisco.

“El mundo tiene necesidad de una visión, una experiencia franciscana de la vida.

Paz y bien

Extraído de: Vida de San Francisco de Asís.

Autor: Victorio Beain, Orden Franciscana de los Menores.
 

 

San Francisco: luz del mundo


martes, 4 de septiembre de 2012

Rostro de San Francisco de Asís

Hermano lobo

 

El amor de Dios


EL AMOR DE DIOS

 

“No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos, y son ustedes mis amigos si cumplen lo que les mando. Ya no les llamo servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón.

 

Los llamo amigos, porque  les eh dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre.

Ustedes no me eligieron a mi; eh sido yo quien los eligió a ustedes y los prepararé para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca.”

 

Juan 15:13-16

 

El Amor de Dios es algo que jamás podremos abarcar en su totalidad, ya que es Eternamente Infinito (el amor que nosotros damos a Dios es finito ya que somos criaturas), más, si podemos vivir lo que El en su infinita misericordia nos ha revelado (en su Palabra y que encontramos en las Sagradas Escrituras).

 

Desde siempre Dios ha sido un Dios cercano, un Dios amigo un Dios de Amor que se hizo y se sigue haciendo presente en nuestras vidas mostrándonos el camino que hemos de seguir, pero hemos de preguntarnos algo fundamental en nuestras vidas:

 

¿Realmente hemos sentido el Amor de Dios?

¿En que momento de tu vida has sentido el Amor de Dios hacia ti?

¿Hemos practicado el Amor de Dios con nosotros mismos y con nuestros hermanos?

 

El Amor de Dios nos transforma, nos cambia de forma radical, Dios nos llama a practicar las cosas que el irradió y sigue irradiando ya que El es el Creador de todo lo bueno, de todo lo noble y sensato que debemos practicar. (Dios nos irradia misericordia, su amor, su perdón, su bondad…)

 

El sacrificio en la Cruz nos debe mover profundamente, no solo a un mero sentimentalismo, sino que, yendo más allá analicemos con todo nuestro ser con cuanto Amor nos ha amado Dios. Un amor Divino, que no solo se rebajó a el nivel de nuestra miseria para sacarnos de la misma, sino un Amor que va más allá. Un amor que nos abre las Puertas del Cielo, un Amor que quiere compartir con nosotros el Amor de la Eternidad.

 

Un Amor que abrazó la Cruz por cada uno de nosotros, un Amor que fue flagelado, golpeado, escupido e incluso apedreado por nuestra salvación ¡¡¡Que Amor tan Grande!!! Un Amor que proclama desde lo Alto del madero ¡¡¡Padre perdónalos porque no saben lo que hacen!!! Un Amor que sigue esperando que lo amemos…

 

El mismo Hijo de Dios, el que camino junto a las multitudes, el que sanó, perdonó, el que amó y el que lloró…Es el mismo que esta en Aquel Tabernáculo Sacrosanto, esperándonos en silencio, Aquel mismo Jesús que le dijo al leproso “quiero queda limpio” es el mismo que nos sana de la lepra de nuestro pecado a través del Sacramento de la Reconciliación, Aquel mismo Hijo Encarnado que dijo a Zaqueo “Baja de ahí...hoy comeré en tu casa” es el mismo que quiere comer con nosotros en la íntima unión de la Eucaristía.

La Eucaristía es la presencia real de Jesucristo, El está presente en la Hostia Consagrada, con su Cuerpo glorioso tal como está en el Cielo: “con su Cuerpo, Alma, Sangre y Divinidad.

 

Jesús mismo nos lo reveló cuando instituyó el Sacramento de la Eucaristía en la Ultima Cena cuando dijo a sus Apóstoles:


Y les dijo: "Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios."


 Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: "Tomad esto y repartidlo entre vosotros; porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios."


Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío."
 De igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: "Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros.
Lucas 22: 15-20

 

Jesús se quedó realmente en la Eucaristía, ante esta realidad te pregunto:

 

¿El Amor es amado?... No, el Amor no es Amado, no basta una vida para agradecer lo que El ha hecho, pero aún así siguen los Sagrarios solitarios, no basta la oración y los sacrificios si no somos adoradores Eucarísticos. Todo un Dios se queda en silencio esperando a los corazones ingratos.

 

¿Que corazón no arde de amor cuando está en intima compenetración con el Amado? ¿Qué alma no quiere estar unida a cuando experimenta su Amor?

 

Es el mismo Jesús que hacia que multitudes corrieran tras de El para aprender o buscar algún beneficio es el mismo Jesús de Hoy de Mañana y el de Siempre que nos aguarda en silencio en el Sagrario… cuanta tristeza no sentirá El que es el Amor de los Amores ante la frialdad y la tibieza de nosotros… ¿Cuántas veces no nos dirá al corazón “No te vayas, quédate conmigo”?

 

Es importante buscar en la profundidad del misterio Trinitario y ver que donde esta el Hijo esta el Padre y el Espíritu Santo, Ellos nunca están separados sin dejar atrás a la Santísima Virgen. Todo es Amor, todo es Presencia ardiente y Divina en cada Tabernáculo.

 

¿Dónde están nuestras almas eucarísticas, donde están las almas agradecidas…? ¿Dónde están?

 

¿Dónde estamos nosotros, como Orden, como hermanos adoradores de  Jesús?

Rosas de Sangre...


Plegaria a Nuestra Señora de los Angeles


San Francisco y el caballero cortes.


De como San Francisco y el hermano León rezaron sin breviario.


Parábola del sembrador


Parábola de los trabajadores.


Parábola del siervo sin entrañas


Parábola del buen samaritano


El fariseo y el publicano


El amigo inoportuno


La oveja perdida


El tesoro escondido


En que consiste la perfecta alegría franciscana.

La Perfecta Alegría.

El hermano Francisco enseña al hermano León en qué consiste la perfecta alegría

Cómo San Francisco enseñó al hermano León
en qué consiste la alegría perfecta

Iba una vez San Francisco con el hermano León de Perusa a Santa María de los Ángeles en tiempo de invierno. Sintiéndose atormentado por la intensidad del frío, llamó al hermano León, que caminaba un poco delante (5), y le habló así:
-- ¡Oh hermano León!: aun cuando los hermanos menores dieran en todo el mundo grande ejemplo de santidad y de buena edificación, escribe y toma nota diligentemente que no está en eso la alegría perfecta.
Siguiendo más adelante, le llamó San Francisco segunda vez:
-- ¡Oh hermano León!: aunque el hermano menor devuelva la vista a los ciegos, enderece a los tullidos, expulse a los demonios, haga oír a los sordos, andar a los cojos, hablar a los mudos y, lo que aún es más, resucite a un muerto de cuatro días, escribe que no está en eso la alegría perfecta.
Caminando luego un poco más, San Francisco gritó con fuerza:
-- ¡Oh hermano León!: aunque el hermano menor llegara a saber todas las lenguas, y todas las ciencias, y todas las Escrituras, hasta poder profetizar y revelar no sólo las cosas futuras, sino aun los secretos de las conciencias y de las almas, escribe que no es ésa la alegría perfecta.
Yendo un poco más adelante, San Francisco volvió a llamarle fuerte:
 
-- ¡Oh hermano León, ovejuela de Dios!: aunque el hermano menor hablara la lengua de los ángeles, y conociera el curso de las estrellas y las virtudes de las hierbas, y le fueran descubiertos todos los tesoros de la tierra, y conociera todas las propiedades de las aves y de los peces y de todos los animales, y de los hombres, y de los árboles, y de las piedras, y de las raíces, y de las aguas, escribe que no está en eso la alegría perfecta.
Y, caminando todavía otro poco, San Francisco gritó fuerte:
 
-- ¡Oh hermano León!: aunque el hermano menor supiera predicar tan bien que llegase a convertir a todos los infieles a la fe de Jesucristo, escribe que ésa no es la alegría perfecta.
Así fue continuando por espacio de dos millas. Por fin, el hermano León, lleno de asombro, le preguntó:
 
-- Padre, te pido, de parte de Dios, que me digas en que está la alegría perfecta.
Y San Francisco le respondió:
-- Si, cuando lleguemos a Santa María de los Ángeles, mojados como estamos por la lluvia y pasmados de frío, cubiertos de lodo y desfallecidos de hambre, llamamos a la puerta del lugar y llega malhumorado el portero y grita: «¿Quiénes sois vosotros?» Y nosotros le decimos: «Somos dos de vuestros hermanos». Y él dice: «¡Mentira! Sois dos bribones que vais engañando al mundo y robando las limosnas de los pobres. ¡Fuera de aquí!» Y no nos abre y nos tiene allí fuera aguantando la nieve y la lluvia, el frío y el hambre hasta la noche. Si sabemos soportar con paciencia, sin alterarnos y sin murmurar contra él, todas esas injurias, esa crueldad y ese rechazo, y si, más bien, pensamos, con humildad y caridad, que el portero nos conoce bien y que es Dios quien le hace hablar así contra nosotros, escribe, ¡oh hermano León!, que aquí hay alegría perfecta. Y si nosotros seguimos llamando, y él sale fuera furioso y nos echa, entre insultos y golpes, como a indeseables importunos, diciendo: «¡Fuera de aquí, ladronzuelos miserables; id al hospital, porque aquí no hay comida ni hospedaje para vosotros!» Si lo sobrellevamos con paciencia y alegría y en buena caridad, ¡oh hermano León!, escribe que aquí hay alegría perfecta. Y si nosotros, obligados por el hambre y el frío de la noche, volvemos todavía a llamar, gritando y suplicando entre llantos por el amor de Dios, que nos abra y nos permita entrar, y él más enfurecido dice: «¡Vaya con estos pesados indeseables! Yo les voy a dar su merecido». Y sale fuera con un palo nudoso y nos coge por el capucho, y nos tira a tierra, y nos arrastra por la nieve, y nos apalea con todos los nudos de aquel palo; si todo esto lo soportamos con paciencia y con gozo, acordándonos de los padecimientos de Cristo bendito, que nosotros hemos de sobrellevar por su amor, ¡oh hermano León!, escribe que aquí hay alegría perfecta.
 
-- Y ahora escucha la conclusión, hermano León: por encima de todas las gracias y de todos los dones del Espíritu Santo que Cristo concede a sus amigos, está el de vencerse a sí mismo y de sobrellevar gustosamente, por amor de Cristo Jesús, penas, injurias, oprobios e incomodidades. Porque en todos los demás dones de Dios no podemos gloriarnos, ya que no son nuestros, sino de Dios; por eso dice el Apóstol: ¿Qué tienes que no hayas recibido de Dios? Y si lo has recibido de Él, ¿por qué te glorías como si lo tuvieras de ti mismo? (1 Cor 4,7). Pero en la cruz de la tribulación y de la aflicción podemos gloriarnos, ya que esto es nuestro; por lo cual dice el Apóstol: No me quiero gloriar sino en la cruz de Cristo (Gál 6,14).
 
A Él sea siempre loor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

San Francisco y la Eucaristía

 
 
 

domingo, 2 de septiembre de 2012

La humildad de San Francisco


Anecdotas de San Francisco de Asís


Anecdotas de San Francisco


Anedotas de San Francisco


Anecdotas de San Francisco de Asís


Clara de Asís


San Antonio de Padua


Hermano Sol, hermana luna