EL AMOR DE DIOS
“No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos, y son ustedes mis amigos si cumplen lo que les mando. Ya no les llamo servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón.
Los llamo amigos, porque les eh dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre.
Ustedes no me eligieron a mi; eh sido yo quien los eligió a ustedes y los prepararé para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca.”
Juan 15:13-16
El Amor de Dios es algo que jamás podremos abarcar en su totalidad, ya que es Eternamente Infinito (el amor que nosotros damos a Dios es finito ya que somos criaturas), más, si podemos vivir lo que El en su infinita misericordia nos ha revelado (en su Palabra y que encontramos en las Sagradas Escrituras).
Desde siempre Dios ha sido un Dios cercano, un Dios amigo un Dios de Amor que se hizo y se sigue haciendo presente en nuestras vidas mostrándonos el camino que hemos de seguir, pero hemos de preguntarnos algo fundamental en nuestras vidas:
¿Realmente hemos sentido el Amor de Dios?
¿En que momento de tu vida has sentido el Amor de Dios hacia ti?
¿Hemos practicado el Amor de Dios con nosotros mismos y con nuestros hermanos?
El Amor de Dios nos transforma, nos cambia de forma radical, Dios nos llama a practicar las cosas que el irradió y sigue irradiando ya que El es el Creador de todo lo bueno, de todo lo noble y sensato que debemos practicar. (Dios nos irradia misericordia, su amor, su perdón, su bondad…)
El sacrificio en la Cruz nos debe mover profundamente, no solo a un mero sentimentalismo, sino que, yendo más allá analicemos con todo nuestro ser con cuanto Amor nos ha amado Dios. Un amor Divino, que no solo se rebajó a el nivel de nuestra miseria para sacarnos de la misma, sino un Amor que va más allá. Un amor que nos abre las Puertas del Cielo, un Amor que quiere compartir con nosotros el Amor de la Eternidad.
Un Amor que abrazó la Cruz por cada uno de nosotros, un Amor que fue flagelado, golpeado, escupido e incluso apedreado por nuestra salvación ¡¡¡Que Amor tan Grande!!! Un Amor que proclama desde lo Alto del madero ¡¡¡Padre perdónalos porque no saben lo que hacen!!! Un Amor que sigue esperando que lo amemos…
El mismo Hijo de Dios, el que camino junto a las multitudes, el que sanó, perdonó, el que amó y el que lloró…Es el mismo que esta en Aquel Tabernáculo Sacrosanto, esperándonos en silencio, Aquel mismo Jesús que le dijo al leproso “quiero queda limpio” es el mismo que nos sana de la lepra de nuestro pecado a través del Sacramento de la Reconciliación, Aquel mismo Hijo Encarnado que dijo a Zaqueo “Baja de ahí...hoy comeré en tu casa” es el mismo que quiere comer con nosotros en la íntima unión de la Eucaristía.
La Eucaristía es la presencia real de Jesucristo, El está presente en la Hostia Consagrada, con su Cuerpo glorioso tal como está en el Cielo: “con su Cuerpo, Alma, Sangre y Divinidad.
Jesús mismo nos lo reveló cuando instituyó el Sacramento de la Eucaristía en la Ultima Cena cuando dijo a sus Apóstoles:
Y les dijo: "Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios."
Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: "Tomad esto y repartidlo entre vosotros; porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios."
Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío."
De igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: "Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros. Lucas 22: 15-20
De igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: "Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros. Lucas 22: 15-20
Jesús se quedó realmente en la Eucaristía, ante esta realidad te pregunto:
¿El Amor es amado?... No, el Amor no es Amado, no basta una vida para agradecer lo que El ha hecho, pero aún así siguen los Sagrarios solitarios, no basta la oración y los sacrificios si no somos adoradores Eucarísticos. Todo un Dios se queda en silencio esperando a los corazones ingratos.
¿Que corazón no arde de amor cuando está en intima compenetración con el Amado? ¿Qué alma no quiere estar unida a cuando experimenta su Amor?
Es el mismo Jesús que hacia que multitudes corrieran tras de El para aprender o buscar algún beneficio es el mismo Jesús de Hoy de Mañana y el de Siempre que nos aguarda en silencio en el Sagrario… cuanta tristeza no sentirá El que es el Amor de los Amores ante la frialdad y la tibieza de nosotros… ¿Cuántas veces no nos dirá al corazón “No te vayas, quédate conmigo”?
Es importante buscar en la profundidad del misterio Trinitario y ver que donde esta el Hijo esta el Padre y el Espíritu Santo, Ellos nunca están separados sin dejar atrás a la Santísima Virgen. Todo es Amor, todo es Presencia ardiente y Divina en cada Tabernáculo.
¿Dónde están nuestras almas eucarísticas, donde están las almas agradecidas…? ¿Dónde están?
¿Dónde estamos nosotros, como Orden, como hermanos adoradores de Jesús?
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