¡¡¡Oh alto y gloriosos Dios!!!, que inspirastes a nuestro Seráfico Padre Francisco de Asís, el verdadero sentido vocacional de la Orden. Enseñanos a vivir nuestra vocación de seglares, pasando del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio, siendo intrumentos de paz y de bien.
Amén.
Amén.
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