"¡Pregunta a Jesús qué cosa quiere de ti y sé valiente! Detrás y antes de cada vocación al sacerdocio o a la vida consagrada, está siempre la oración fuerte e intensa de alguien: de una abuela, de un abuelo, de una madre, de un padre, de una comunidad… Es por esto que Jesús ha dicho: « ¡Rueguen al dueño de los sembrados –o sea a Dios Padre- que envíe trabajadores para la cosecha!»"
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