lunes, 26 de noviembre de 2012

AdvientoETL-2011-2
 
 
 
Adviento:
 
Hoy como ayer, Señor, no dejas de decir a los hombres: "El Reino de Dios está cerca de vosotros,¡convertíosy creed en  la Buena Noticia".
Convierte tú nuestra mirada para que sepamos discernir tu nueva e imprevista presencia cada mañana, en nuestras casas y en nuestros lugares de trabajo, a la puerta de nuestro corazón y de nuestras ocupaciones, a la puerta de nuestra vida diaria.
Muestranos Señor cómo basta con muy poco, cómo apenas basta con nada, para sentirte muy cercano.
Un encuentro, una sonrisa, una mirada, un apretón de manos, un pájaro, una flor, una nube, una puesta de sol, una palabra, un silencio, una oración, la risa de un niño, una carta, una llamada telefónica, una comida en familia...
Basta con muy poco, basta con nada.
Conviértenos a la mirada de tu fe, abre nuestros ojos para que vean la claridad de tu presencia en la sombra gris de cada día; abre nuestros oidos para que oigan el discreto aliento de tu paso en el rumor de lo cotidiano.
 
Adviento es la preparación espiritual y física para la llegada del Señor, para su nacimiento en nuestro corazón. Adviento nos invita a la vigilancia, el esfuerzo para ser cada día, cada minuto y segundo mejores a los ojos de Dios. Es un tiempo de dicernir, de cambiar y no esperar que los demás cambien. Cerrarse a tal gracia, cerrarse al amor de Dios se considera pecado.
En el tiempo de adviento tenemos  3 personajes claves: el profeta Isaias, San Juan el Bautista y la Santísima Virgen Maria.
La Santísima Virgen es nuestro gran ejemplo de misericordia, de caridad, de humildad, sencillez, pobreza y confianza en Dios, María se fia y se confia en el Plan de Dios.
 Ella nos lleva de la mano y nos invita en este tiempo a abriri las puertas de nuestro corazón al Señor.El Señor sabe nuestras dificultades, nuestras deblidades y nos da en todo tiempo las gracias necesarias para luchar y vecer cada día. La humanidad no está condenada al fracaso espiritual sino que está llamada a un compartir entre hermanos.
Que el Señor nazca cada día en nuestros corazones, en nuestras vidas teniendo presente las palabras del profeta Isaias manifestadas en  Juan el Bautista:

"Una voz grita en desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos.
 Los valles serán rellenados, las montañas y las colinas serán aplanadas. Serán enderezados los senderos sinuosos y nivelados los caminos desparejos.
 Entonces, todos los hombres verán la Salvación de Dios."
Lc 3, 4-6
Paz y bien, bendiciones en abundancia.
 

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